Hace poco más de un mes estuve en Coyhaique, no lo conocía, vivo a más de 1.000 kilómetros de la capital de la vasta Patagonia chilena, como lo denominaron los Tehuelches, “lugar donde hay agua”, donde confluyen los ríos Simpson y Coyhaique. Viajé en avión desde Puerto Montt a Balmaceda, en un vuelo que se hace corto para apreciar desde el aire el delgado país en el que vivimos, la gran cordillera como eje central de donde se despliegan innumerables fiordos, ríos, lagos y pampas, vigilados por un inagotable océano Pacífico.
Coyhaique está rodeado de mesetas, cerros y cortes que te dejan ver el lugar donde estás inserto, en medio de paisajes donde se pasea el viento como protagonista peinando y moldeando una geografía amplia, donde nuestra vista se pone alerta intentando agrupar todos nuestros sentidos en uno.
Es imposible que nuestro cerebro no intente dotarnos de esta capacidad óptica por intentar resumir y proyectar todo lo que sentimos en un gran campo visual, que nos quita inmediata y naturalmente cualquier tipo de estrechez que tengamos, es por esto que creo que desde Coyhaique cualquier camino que uno quisiera tomar es bonito.
Los cerros que resaltan de la cordillera como enormes moles titánicas y espolvoreados con nieve, el océano que se come los acantilados, la fuerza del agua que baja por los cerros curtiendo el terreno que recorren los huemules, aves y liebres, camufladas entre coihues, lengas y ñirres que crecen fuertes siguiendo al sol por el trazo circundante de la cordillera que abraza a esta zona al igual que todos nuestros sentidos lo intentan hacer con nuestra vista.
Estuvimos sentados entre plácidas lagunas, sentimos cómo el solitario viento austral movía las flores en un campo de lupinos, pudimos ver cómo éste desperdiga sus semillas que pueblan áreas como verdaderas aldeas, junto a los ríos que fluyen en este entorno, contemplamos la inmensidad del Lago General Carrera desde un solitario muelle en Puerto Ibáñez.
Entonces entiendes que se trata de mucho más, que esto tiene que seguir más allá, recorres y puedes ver a través de miradores naturales que claro, éste, literalmente, es “el comienzo del fin del mundo.”
6 lugares que recomendamos para visitar:
Coyhaique, Puerto Aysén, Bahía Acantilada, Cerro Castillo, Lago Tamango, Puerto Ibáñez.
Cual es un buen lugar para hospedarse? : Vista Patagonia Lodge, donde la vista nuevamente es la protagonista, abrir la ventana de la pieza y ver el cerro Mackay que te deja por un instante paralizado y agradecido de poder sentirlo tan cerca. De líneas sencillas y modernas, atendidos por sus dueños, te puedes sentir tranquilo rodeado de silencio, en un lugar exclusivo con calidad, calidez y una vista privilegiada.