Dicen que el tiempo es el mayor lujo que existe, y estamos de acuerdo, especialmente cuando se trata de viajar. Muchos de nosotros estamos limitados por otras obligaciones y presiones y no tenemos el privilegio de viajar durante períodos prolongados, ¡por mucho que nos gustaría! A veces, tenemos que aprovechar la semana o dos que tenemos para explorar un nuevo país o región. Pero tomando un respiro y dando un paso atrás, podemos obtener mucho más de nuestros viajes.
Viaje Lento
El «slow travel» se ha convertido en una palabra de moda en el espacio del turismo sostenible en los últimos años. Puede ser tentador cuando vas a un destino intentar ver todo y empacar tanto como sea posible. Pero esto no solo es peor para el medio ambiente (más viajes locales crean más emisiones y cambiar de hotel aumenta el consumo de agua), ¡también puede ser agotador!
El «slow travel» ofrece una alternativa. No es solo un ritmo, sino también una mentalidad. Las vacaciones son tanto sobre tomar un descanso del ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana como sobre descubrir nuevos destinos. El «slow travel» sugiere pasar tiempo relajado y de calidad en tus destinos para construir una conexión más profunda, vivir como un local visitando restaurantes y tiendas locales, y crear recuerdos inolvidables que no parezcan un momento fugaz en el tiempo. Y lo mejor es que puedes practicarlo en viajes cortos o largos, según cuando necesites regresar a casa.
Si tienes la oportunidad de pasar solo unos días en Torres del Paine o El Chaltén, solo tomando algunos momentos para respirar el aire limpio y disfrutar de los paisajes épicos será transformador. De la misma manera, ya sea que visites Atacama por tres días o dos semanas, tomarte un momento para ser consciente y apreciar lo que te rodea en lugar de preocuparte por empacar tus maletas para el próximo lugar transformará la forma en que viajas.
En Chile y Argentina, la filosofía del «slow travel» se alinea perfectamente con la esencia de la tierra y los paisajes. Hay un dicho en la Patagonia que dice que si te apuras, lo estás haciendo mal, pero creemos que eso es cierto donde sea que estés. Aquí, al final del mundo, el tiempo parece estirarse al ritmo de los extensos paisajes de los desiertos del norte, los valles vinícolas ondulados y los antiguos bosques de la región de los lagos.
Chile: Un Tapiz de Contrastes
Comienza tu odisea de «slow travel» en Chile, un país que se extiende desde el árido Desierto de Atacama en el norte hasta los fiordos glaciares de la Patagonia en el sur. Santiago, la vibrante capital, sirve como puerta de entrada a paisajes y experiencias culturales diversos. Tómate tu tiempo para explorar los barrios históricos de la ciudad, disfrutar de los sabores de la cocina local y descubrir la fusión de modernidad y tradición.
A medida que te aventuras hacia el sur, los exuberantes viñedos del Valle Central te llaman. Redúcelo para disfrutar de un sorbo de vino chileno, elaborado con cuidado y precisión, y permite que los serenos lagos te embrujen. En la región de los lagos, descubre los mitos del Archipiélago de Chiloé, con sus icónicas iglesias de madera y pintorescos pueblos pesqueros que invitan a los visitantes a retroceder en el tiempo y disfrutar de la simplicidad de la vida. En tierra firme, puedes subir al casi perfectamente cónico Volcán Osorno, o caminar entre los árboles de Alerce Andino, que tienen 3000 años de antigüedad.
Argentina: Tango, Gastronomía e Horizontes Infinitos
Al cruzar la frontera hacia Argentina, el espíritu del «slow travel» continúa desplegándose. Buenos Aires, la cuna del tango, es una ciudad que prospera en la pasión y el ritmo. Permítete que te lleven la música y el baile, pasea por las calles empedradas y disfruta de la renombrada escena culinaria de la ciudad. Los asados argentinos cocinados a fuego lento son un viaje gastronómico en sí mismos, reflejando la dedicación del país al sabor y la tradición.
Desde la vibrante vida de la ciudad, adéntrate en el corazón de los Andes. La región noroeste de Argentina, con sus montañas coloridas y comunidades indígenas, invita a los viajeros a saborear la autenticidad de las culturas locales. Cafayate, ubicado en los Valles Calchaquíes, es un paraíso para los amantes del vino, donde los viñedos salpican el paisaje y cada sorbo cuenta una historia del terruño bañado por el sol.
Patagonia: Nature’s Symphony
Ninguna exploración del «slow travel» en Chile y Argentina está completa sin una peregrinación a la Patagonia. Esta naturaleza salvaje, compartida por ambos países, es un refugio para aquellos que buscan soledad y comunión con la naturaleza. Tómate tu tiempo para caminar por el Parque Nacional Torres del Paine, donde lagos esmeralda reflejan agujas de granito y el viento susurra cuentos de glaciares antiguos.
En las tierras del sur de la Patagonia, la ciudad de El Calafate te llama con la majestuosidad del Glaciar Perito Moreno. Observa la lenta danza de la naturaleza mientras los icebergs se desprenden en las aguas turquesas y siente la inmensidad del tiempo grabada en el paisaje glaciar.
Estaremos aquí cuando estés list@
En el abrazo del «slow travel», Chile y Argentina se revelan como algo más que simples destinos; se convierten en experiencias inmersivas que perduran en el alma. A medida que recorres estas tierras a un ritmo tranquilo, descubrirás que la verdadera belleza no solo radica en los destinos, sino en el viaje en sí mismo, un viaje que se desenvuelve como una novela cautivadora, invitándote a saborear cada capítulo y disfrutar de los detalles intrincados que hacen de estos países un lienzo de recuerdos.