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Huellas del pasado, Pali Aike en Patagonia

«200 kilómetros al noreste de Punta Arenas y en el límite fronterizo con Argentina se encuentra el desconocido Parque Nacional Pali Aike. Paisajes que mezclan una árida estepa magallánica, campos de rocas volcánicas,  sitios arqueológicos de antiguas etnias aborígenes,  y una rica diversidad de fauna –pumas, ñandúes, flamencos, por nombrar algunos- estos hacen de Pali Aike un rico destino turístico y cultural. «

A la sombra del parque nacional Torres del Paine, que acapara a la gran mayoría de los turistas que llegan a la Región de Magallanes. Este destino permanece escondido de las multitudes, conservando casi intactos los rastros del pasado.  En este remoto rincón del planeta es posible ver cómo confluyen armónicamente la historia geológica, natural y  arqueológica de la Patagonia prehistórica.

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El puma es el rey por excelencia de estos territorios. Las cuevas formadas por las rocas y los cráteres del parque, hacen de hogar para este depredador. Los guanacos son abundantes en toda la estepa magallánica y son el plato favorito del puma. En este parque podemos encontrar diversos panoramas, como la maravillosa Laguna Santa Ana y los senderos que te invitan a conocer  una gran colonia de flamencos.

Aborigenes y Volcanes

Su nombre se debe a los aborígenes que hace miles de años habitaron esta zona. Los Aonikenk, o también conocidos como Tehuelches, fueron nómades que se desplazaron por la Patagonia, entre el río Santa Cruz (Argentina) y el Estrecho de Magallanes (Chile). Buscaban guanacos, ñandúes y otros animales que conformaban su dieta alimenticia. Así fue que visitaron constantemente la zona que hoy comprende el parque, llamándoles la atención el gran campo volcánico que se extiende en este lugar y que se asimila a un paisaje lunar, diferente al resto del paisaje patagónico. Por sus extrañas características geográficas y que hicieron creer a los Aonikek en la existencia de espíritus malignos, lo llamaron Pali Aike (Lugar Desolado).

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Acá también es posible ver las cuevas que los Aonikek utilizaron como refugio. Excavaciones en los sitios arqueológicos “Cueva Pali Aike” y “Cueva de Fell” han demostrado la temprana presencia humana en la Patagonia. Los restos encontrados –fogones, piedras “puntas cola de pescado”, restos de fauna extinta como el mylodón y el caballo nativo americano- Sus estudios posteriores han permitido a los arqueólogos estimar que el ser humanos habitó esta zona hace más de 8.000 años.

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Senderos

En el parque existen varios senderos que te llevan a visitar cada una de sus particularidades y que no representan una dificultad mayor. En un solo día se puede experimentar una caminata sobre un milenario campo volcánico,  adentrarse en el cráter de un volcán extinto, sentarse dentro de una cueva, cerrar los ojos e imaginarse a los habitantes prehistóricos que vivieron en estas tierras. Visitar una pequeña laguna donde viven cientos de flamencos o sentir la adrenalina que significa saber que en algún rincón cercano puede haber un puma. Si  son  afortunados  todo puede terminar con un gran atardecer, observando una postal poco conocida por  los visitantes de la Patagonia.

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